Turley Richards escuchó la voz de Jesucristo y esto lo hizo caer en un trance religioso a causa del cual, según la leyenda musicográfica más difundida sobre el episodio, terminó con las cuerdas vocales destrozadas. Hasta el momento en que el tipo se decidió a vender las grabaciones de sus prédicas, todo el mundo creía que la coca, la mafafa, algunos hongos y el pegamento que usan los zapateros eran las únicas sustancias que calificaban como opio del pueblo. El LSD todavía estaba por...